Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.
Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.
Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.
Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.
Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.
Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros...
En los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.
Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.
¿Te daré el primero...? Será Indefinible;
cubrirá tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
sé llenarán de lágrimas tus ojos.
¿Te acordarás que una tarde en loco exceso
te veré celoso imaginando agravios,
te suspenderé en mis brazos... vibrará un beso,
y qué verás después...?
Sangre en mis labios,
lágrimas de sal en mis ojos.
Yo te enseñe a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Pues yo, sirena de sangre fría
pero amante eterna
tú, marinero que viaja deambulando
y por el mundo andando,
mientras las estelas de las olas
yo voy segando
para esperarte cuando tu barco atraque
y así fundirnos en ese único , pero profundo beso...
Fuente: Autoría Propia : Regina Verona.
R.V.-
Republicado Por: Isabel Reyes de Iglesias
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