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lunes, 26 de junio de 2017

Regale una sonrisa




¿Qué cuando alguien le brinda una cálida sonrisa? Seguramente, devolvérsela. ¿Y verdad que usted también se siente bien? Una sonrisa franca ya sea de un amigo o de un completo desconocido es contagiosa y nos alegra el día. Por ejemplo una mujer llamada Magdalena comento: Cuando mi esposo Georg me miraba a los ojos con aquella sonrisa tan tierna que tenía, me sentía tranquila y segura.

Una sonrisa sincera nos indica que la persona se siente feliz, se está divirtiendo en fin, que está contenta. Como dijo un artículo de la revista electrónica observer, de la Association for  Psychological Science, “Sonreír forma parte de nuestra naturaleza”. El articulo también apunto que incluso los recién nacidos tienen la capacidad de “reconocer expresiones faciales con mucha precisión”. Concluyo  diciendo que “las personas no solo infieren información útil de las sonrisas, también utilizan ese conocimiento para saber cómo reaccionar”. 

Unos investigadores de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) estudiaron cómo reaccionaba un grupo de pacientes ancianos a las expresiones faciales de sus cuidadores. El estudio revelo que los pacientes se sentían más  satisfechos su salud mental y física mejoraba cuando “percibían ternura, cariño, interés y empatía” en las expresiones faciales de sus cuidadores. Pero  cuando los cuidadores adoptaban una  actitud distante, empeoraban. 

Sonreír también es un regalo que nos hacemos a nosotros mismos. Ciertos estudios indican que alivian el estrés y produce una sensación de seguridad y satisfacción. En cambio poner mala cara tiene el efecto contrario.


Sonreír levanta la moral

Magdalena a quien ya mencionamos, era testigo de Jehová por negarse a aceptar la doctrina nazi, fue enviada al campo de concentración de Ravensbruck (Alemania) durante la Segunda Guerra Mundial. Ella conto: “Los guardias a veces nos prohibían hablar con otros prisioneros pero no podían controlar nuestras expresiones faciales. Ver sonreír a mi madre y a mi hermana me levantaba la moral y me daba fuerzas para seguir aguantando”.    
¿Se siente usted tan angustiado que cree no tiene motivos para sonreír? 
No espere a que otras personas le sonrían, sonría  usted primero. Añádale una pizca de alegría  a la vida de quienes le rodean. Brinde a todos una gran sonrisa ese regalo divino que tanto enriquece la vida.   

Fuente: ¡Despertar 2017.numero 1.  

Republicado Por: Isabel Reyes de Iglesias.    



















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