La expresión se basa en una viejísima tradición. No sólo hay un viejo dicho castellano que reza: “el agua, el pan y la sal, a nadie se niegan”, sino que hunde sus raíces en los viejos y sagrados derechos de la ley de la hospitalidad de los antiguos griegos y también de los romanos.
Fuente: Pasapalabra.

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