La hipertensión arterial (HTA) es una enfermedad crónica
caracterizada por un incremento continuo de las cifras de presión sanguínea en
las arterias. Aunque no hay un umbral estricto que permita definir el límite
entre el riesgo y la seguridad, de acuerdo con consensos internacionales, una
presión sistólica sostenida por encima de 139 mmHg o una presión diastólica
sostenida mayor de 89 mmHg, están asociadas con un aumento medible del riesgo
de aterosclerosis y por lo tanto, se considera como una hipertensión
clínicamente significativa.
La hipertensión arterial se asocia a tasas de morbilidad
y mortalidad considerablemente elevadas, por lo que se considera uno de los
problemas más importantes de salud pública, especialmente en los países
desarrollados, afectando a cerca de mil millones de personas a nivel mundial.
La hipertensión es una enfermedad asintomática y fácil de detectar; sin
embargo, cursa con complicaciones graves y letales si no se trata a tiempo. La
hipertensión crónica es el factor de riesgo modificable más importante para
desarrollar enfermedades cardiovasculares, así como para la enfermedad
cerebrovascular y renal.
La hipertensión arterial, de manera silente, produce
cambios en el flujo sanguíneo, a nivel macro y microvascular, causados a su vez
por disfunción de la capa interna de los vasos sanguíneos y el remodelado de la
pared de las arteriolas de resistencia, que son las responsables de mantener el
tono vascular periférico. Muchos de estos cambios anteceden en el tiempo a la
elevación de la presión arterial y producen lesiones orgánicas específicas.
En el 90% de los casos la causa de la HTA es desconocida,
por lo cual se denomina «hipertensión arterial esencial», con una fuerte
influencia hereditaria. Entre el 5 y 10% de los casos existe una causa
directamente responsable de la elevación de las cifras tensionales. A esta
forma de hipertensión se la denomina «hipertensión arterial secundaria» que no
sólo puede en ocasiones ser tratada y desaparecer para siempre sin requerir
tratamiento a largo plazo, sino que además, puede ser la alerta para localizar
enfermedades aún más graves, de las que la HTA es únicamente una manifestación
clínica.
Los diuréticos y los betabloqueantes reducen la aparición
de eventos adversos por hipertensión arterial relacionados con la enfermedad
cerebrovascular. Sin embargo, los diuréticos son más eficaces en la reducción
de eventos relacionados con la enfermedad cardíaca coronaria. Los pacientes
hipertensos que cumplen su tratamiento tienen menos probabilidades de
desarrollar hipertensión severa o insuficiencia cardíaca congestiva. En la
mayoría de los casos, en los ancianos se utilizan dosis bajas de diuréticos
como terapia inicial antihipertensiva. En pacientes ancianos con hipertensión
sistólica aislada suele utilizarse como terapia alternativa un inhibidor de los
canales de calcio de acción prolongada, tipo dihidropiridina. En pacientes
ancianos con hipertensión no complicada, aún se están realizando ensayos para
evaluar los efectos a largo plazo de los inhibidores de la enzima convertidora
de angiotensina y los bloqueadores del receptor de la angiotensina-
A la hipertensión se la denomina «la plaga silenciosa del
siglo XXI». El Día Mundial de la Hipertensión se celebra el 17 de mayo.
Epidemiología
Datos recientes del Estudio Framingham del Corazón
sugieren que aquellos individuos normotensos mayores de 65 años de edad tienen
un riesgo de por vida aproximado de 90% de tener hipertensión arterial. Desde
los años 1980, el número de pacientes no diagnosticados ha aumentado de 25%
hasta casi un 33% en los años 1990, la prevalencia de insuficiencia renal
aumentó de menos de 100 por millón de habitantes hasta más de 250 por millón y
la prevalencia de insuficiencia cardíaca congestiva se duplicó.
Clasificación
La presión arterial se clasifica en base a dos tipos de
medidas, la presión arterial sistólica y diastólica, expresadas como una tasa,
como por ejemplo 120/80 mmHg («120 sobre 80»). La presión arterial sistólica
(la primera cifra) es la presión sanguínea en las arterias durante un latido
cardíaco. La presión arterial diastólica (el número inferior) es la presión
entre dos latidos. Cuando la medida de la presión sistólica o diastólica está
por encima de los valores aceptados como normales para la edad del individuo,
se considera como prehipertensión o hipertensión, según el valor medido (ver
tabla).
Clasificación
Presión sistólica Presión diastólica
mmHg kPa mmHg kPa
Normal 90–119 12–15.9 60–79 8.0–10.5
Prehipertensión 120–139 16.0–18.5 80–89 10.7–11.9
Fase 1 140–159 18.7–21.2 90–99 12.0–13.2
Fase 2 ≥160 ≥21.3 ≥100 ≥13.3
Hipertensión sistólica
aislada ≥140 ≥18.7 <90
<12.0
Fuente: American Heart
Association (2003).
La hipertensión presenta numerosas sub-clases, que
incluyen: hipertensión fase I, hipertensión fase II, e hipertensión sistólica
aislada. La hipertensión sistólica aislada se refiere a la presencia de una
presión sistólica elevada conjuntamente con una presión diastólica normal, una
situación frecuente en las personas de edad avanzada. Estas clasificaciones se
obtienen haciendo la media de las lecturas de la presión arterial del paciente
en reposo tomadas en dos o más visitas del paciente. Los individuos mayores de
50 años se clasifican como hipertensos si su presión arterial es de manera
consistente al menos 140 mmHg sistólica o 90 mmHg diastólica. Los pacientes con
presión arterial mayor de 130/80 mmHg con presencia simultánea de diabetes o
enfermedad renal requieren tratamiento
La hipertensión se clasifica como resistente o
refractaria en sujetos tratados con al menos 3 fármacos antihipertensivos a
dosis plenas, uno de ellos diurético, con un adecuado cumplimiento de la
medicación antihipertensiva, es decir si la medicina convencional no reduce la
presión arterial a niveles normales. En EE.UU. y el Reino Unido, se han
publicado guías para el tratamiento de la hipertensión resistente.
La hipertensión arterial se define como el nivel de
presión capaz de producir lesión cardiovascular en un paciente determinado. Se
considera que este umbral está por encima de 135/85 mmHg (milímetros de
mercurio). Por otra parte es obligatorio hacer una valoración global de riesgo
para cada persona, enferma o no, para calcular las cifras de presión que
deberían considerarse «seguras» para ella.
En síntesis, para cada paciente existiría una cifra
umbral para diagnosticar «hipertensión». Dicho nivel estará dado por la
evidencia científica disponible con relación a su perfil individual, en
especial evidencia proveniente de estudios, observacionales, epidemiológicos o
de experimentos clínicos controlados.
Recientemente el JNC 7 (The
Seventh Report of the Joint National Committee on Prevention, Detection,
Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure)[11] ha definido como
prehipertensión a la presión arterial comprendida entre 120/80 mmHg y 139/89
mmHg. La
prehipertensión no es una enfermedad, sino una categoría que permite
identificar personas con alto riesgo de desarrollar hipertensión. Esta cifra
puede variar de acuerdo al sexo y edad del paciente.
La hipertensión al ejercicio es una elevación excesiva de
la presión arterial durante el ejercicio.El rango considerado normal durante el
ejercicio para los valores sistólicos es entre 200 y 230 mmHg. La hipertensión
al ejercicio puede indicar que el individuo tiene riesgo de desarrollar posteriormente
hipertensión en reposo.
La lectura de la tensión sistólica tiene predominio sobre
la diastólica después de los 50 años, siendo al revés previo a esa edad. Antes
de los 50 años de edad la presión arterial diastólica es un potente factor de
riesgo de cardiopatía, mientras que la presión arterial sistólica lo es después
de los 50 años de edad.
Clasificación de la hipertensión arterial sistémica según
su causa Hipertensión arterial sistémica esencial.
Hipertensión arterial sistémica secundaria.
- De causa endocrinológica.
a. Hipertiroidismo
b. Hipotiroidismo (mixedema).
c. Feocromocitoma
d. Hiperfunción de la corteza suprarrenal: síndrome de
Cushing, hiperaldosteronismo primarío (Síndrome de Conn), hiperplasia congénita
adrenal, ingestión excesiva de regaliz.
e. Hormonas exógenas: glucocorticoides, estrógeno
(incluyendo el inducido por el embarazo y los contraceptivos orales), alimentos
que contengan simpaticomiméticos y tiramina, inhibidores de la monoamino
oxidasa
f. Acromegalia
g. Hipertensión arterial del embarazo.
- De causa parenquimatosa renal: todas las nefropatías
parenquimatosas y tubulointersticiales en fase terminal.
Variación de presión en el ventrículo izquierdo (línea
azul) y la aorta (línea roja) en dos ciclos cardíacos («latidos del corazón»),
que muestra la definición de presión arterial sistólica y diastólica.a.
Glomerulonefritis aguda
b. Enfermedad renal crónica
c. Poliquistosis renal
d. Tumores productores de renina.
- De causa renovascular.
a. Intrínsecas a la arteria renal
b. Aterosclerosis de la arteria renal
c. Masas extrínsecas compresivas de la arteria renal
- De causa aórtica (vascular).
a. Coartación aórtica
b. Poliarteritis nodosa
c. Aumento del volumen intravascular
d. Aumento del gasto cardíaco
e. Rigidez de la aorta.
- De causa neurogénica.
a. Enfermedades bulbares y medulares.
b. Psicogénica: Hipertensión de bata blanca[18]
c. Traumatismo craneoencefálico o de médula espinal
d. Hipertensión intracraneal
e. Tumores encefálicos
f. Apnea del sueño
Esclerodermia
Enfermedad de Takayasu-Onishi
Hipertensión secundaria a coartación aórtica
HTA secundaria a endocrinopatías
Acromegalia
Hipercalcemia
Deficiencia de 11-hidroxilasa
Deficiencia de 17-hidroxilasa
Síndrome de Geller
Hipertensión asociada a enfermedades del sistema nervioso
central.
Disautonomía
Síndrome de Guillain-Barré
g. Porfiria aguda
Edad
Al transcurrir los años y según los aspectos de la
enfermedad, el número de fibras de colágeno en las paredes arteriales aumenta,
haciendo que los vasos sanguíneos se vuelvan más rígidos. Al reducirse así la
elasticidad, el área seccional del vaso se reduce, creando resistencia al flujo
sanguíneo y como consecuencia compensadora, se aumenta la presión arterial.
Investigación:
Isabel Reyes De
Iglesias
Fuente:
Wikipedia
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